
Fechas
Una experiencia inolvidable en el archipielago de la Madalena-Alguer
Por fin llego el día de zarpar, con un itinerario planteado y muchas ilusiones. Una cosa tuvimos clara: vamos a Cerdeña, ¿cuándo llegaremos?, el mar y la meteorología nos dirá.
La gente llegó el día de antes de zarpar, para estibar el barco, yo me fui a casa a descansar ya que acababa de llegar de Ibiza y lo necesitaba.
Por la mañana sobre las diez llegue al barco y vi, que la gente que faltaba ya habia llegado y los que pasaron la noche en el barco ya habian empezado las vacaciones, acabamos de preparar el barco, estibamos 60 litros extras de carburante y partimos rumbo a Menorca. Nada más salir paramos el barco en alta mar y nos pegamos un chapuzón para empezar fresquitos la ruta. Con ello llega el primer gran cambio del viaje, reúno a la tripulación y les comento, señores tenemos un parte favorable de viento y podemos ir rumbo directo a Cerdeña, por lo que ganaríamos un día, la gente encantada así que miro el GPS y pongo rumbo a la isla de Asinara. La travesía es muy tranquila, con viento favorable lo que hace que podamos combinar vela y motor y así gastar menos combustible. Acostumbrado a navegar hacia Baleares se me hace extraño ver la puesta de sol por la popa del barco, pero no por ello deja de ser un espectáculo. Fue la primera vez que me adentre en el Golfo de León, y la sensación de estar solo fue inolvidable, nada más vimos dos barcos mercantes en 24 h, eso sí disfrutamos de delfines, atunes y un par de ballenas. La travesía estaba siendo genial, buena mar, buen viento y buena compañía ¿qué más se puede pedir?
Llevábamos 30 h navegando a vela y motor cuando volvimos a cambiar de decisión. Escuchad: tal y como vamos llegaremos a Cerdeña a las 3 de la mañana y es una costa que no conocemos, ¿por qué no nos desviamos un poquito y vamos directos a Bonifacio?, llegaremos sobre las 10 de la mañana. Pues dicho y hecho rumbo a Bonifacio, lugar al que llegamos después de 48h navegando y sin tener que haber utilizado el gasoil de reserva, genial.
ARCHIPIELAGO DE LA MADDALENA
Llegamos a Bonifacio contentos y ansiosos de pisar tierra firme, pero qué gran desilusión, ese puerto era un caos: barcos por babor, otros por estribor, la gente chillando… buscando amarre, debimos llegar un mal día porque después de 48 h navegando llegas a destino y no puedes atracar, te quedas como tonto y te da un pequeño bajón. Buscando el lado más positivo que pudimos, empezamos a buscar en libros, derroteros y cartas náuticas la mejor solución, por suerte alguien dijo: yo estuve por aquí hace un par de años y descanse en Santa Teresa de Gallura, nos pusimos a buscar información y encontramos el puerto, estaba solo a 8 millas y había plaza, salvados, pues nada decidido salir del caos y a Santa Teresa. Una vez en puerto, una buena ducha y con el estómago lleno todo parece distinto, se te pasa el mal humor y a seguir pensando en tu viaje que acaba de empezar.
Decidimos darnos una vuelta por el pueblo y preguntar a la gente cuales eran los mejores sitios para visitar. Por lo que también fuimos a una agencia que vendía turs turísticos por la Maddalena y nos hicimos pasar por posibles clientes, no veas la información que puedes conseguir.
Una vez cenados y descansados al día siguiente pusimos rumbo al parque natural de la Maddalena, empezamos por cala Corsara en la isla de Spargi, donde nos llevamos nuestra primera sorpresa. Como ya sabíamos las islas Madalenas son un parque nacional, lo que no sabíamos es que hay que pagar un peaje de 25€ por día para poder fondear, y lo peor, está prohibido pasar noche en el archipiélago a no ser que te coloques en una boya al módico precio de 100€ por noche, un robo. Después de pagar el peaje, cambiamos de cala esta vez en la isla de Caprera, hablamos de Porto Palma, para después dormir en la bahía la de Salinas cerca del archipiélago. Durante las jornadas siguientes pasamos el día en la isla Caprera, cala Portese y Porto Massimo en isla Madalena, donde pudimos hacer noche, fondeados. Luego intentamos ir a la playa Garibaldi, en la isla Capresa, pero las condiciones meteorológicas nos volvieron a hacer cambiar de planes. Soplaba un fuerte viento y decidimos aprovecharlo. Pusimos rumbo a la isla Lavezzi, pero la verdad: con lo que estábamos disfrutando del fuerte viento 25 nudos y poca ola seguimos navegando hasta Córcega a la playa de Rondinara. Lugar al que teníamos que llegar dos días más tarde y que nos sorprendió gratamente. (Dos aclaraciones, la distancia entre Corcega y Cerdeña no es mayor de 10 millas por lo que las distancias se hacen rápido, y el viento, hay que tener en cuenta que en el estrecho de Bonifacio suele haber un viento constante entre 12 y 20 nudos por lo que hay que vigilar mucho donde fondeamos. Al día siguiente volvimos a poner rumbo al archipiélago para visitar las islas que nos faltaban, Razzoli, Santa Maria y Budeli. De esta zona hacer mención especial a cala Lunga situada en la isla Razzoli, no puedes estar en este lugar y dejar de visitarla, para mi la mejor. El resto precioso, y también increíble.
RUMBO AL ALGUER
Una vez descubierto y conquistado el archipiélago de la Maddalena, empezamos la vuelta atrás, aun nos queda una semana y mucho por descubrir.
Salimos prontito de Santa Teresa de Gallura (la cual adoptamos como nuestro puerto base), en dirección a Stintino nos esperaba una larga travesía de unas 50 millas, tranquila y sin imprevistos, así fue como llegamos a destino. El lugar nos sorprendió: el agua azul turquesa era sensacional y un lugar de lo más tranquilo. Durante el día hay muchos de barcos pero a la noche desaparecen y quedamos cuatro gatos. El día siguiente nos despertó con un precioso amanecer, preludio de un día que no olvidaré en tiempo. Pusimos rumbo al Alguer, y la ruta que hicimos no dejó de darnos gratas sorpresas. Empezando por el paso de Fornelli, estrecho entre Stintino y Asinara con un calado muy peligroso, la profundidad máxima es de 4 m y para encontrarla hay que seguir unas enfilaciones (pequeños hitos colocados en tierra firme para tomar referencias de la dirección a seguir) que hay en la costa (mejor pasarla de día). Después llegamos a comer a Cala Argentaria, lugar donde había una antigua mina de plata y la verdad muy curiosa. Continuamos rumbo al Alguer, para sorprendernos con un atardecer especial cuando pasamos por la Isola Foradada y la gruta de Neptuno, un espectáculo para la vista que no podemos perdernos y que tampoco olvidare. Acabando el día en un precioso rincón cala Dragonara junto el cabo Caccia a 10 millas del Alguer.
Ya estamos en el Alguer, ciudad medieval que merece la pena visitar y perderse por sus callejuelas, sino a la ida seguro en la vuelta.
REGRESO A CASA
Salimos del Alguer con los depósitos llenos y rumbo a Fornells, ya que queríamos acabar con una buena caldereta, pero el destino nos volvio a cambiar los planes. Hemos de bordear Menorca por el sur, ya que se prevé unas horas de tramontana que queremos evitar, por lo que otro cambio. Rumbo a Mahón, pescamos un atún que nos sentó de maravilla para cenar. Al día siguiente, visitamos la illa dels vents, cala ses coves, macarella, turqueta y Son Saura, y al final de la jornada pusimos rumbo a Barcelona.
Después de quince días estupendos, volvimos a poner pie en tierra firme, Barcelona, la experiencia a sido brutal. la recomiendo a todo el mundo